Recientemente
hemos conocido la historia de un chaval cordobés que se quedó en silla de
ruedas después de un fatídico salto de snowboard.
Le hemos visto y oído en los medios contando su proceso, y cómo ha cambiado su
vida desde el accidente. Cisco García, un ejemplo de superación y de ganas de
vivir intensamente.
Es increíble cómo
una situación dramática que cambia la vida de una persona joven puede vivirse
de una manera tan positiva, tan optimista. Cisco minimiza el problema, lo
acorrala dándole muy poca relevancia en su historia. El pasado ahí se queda, el
accidente y sus consecuencias se hacen pequeñas al lado de la grandeza con la
que mira al futuro, empezando por una gran sonrisa y siguiendo con un potente discurso
de esperanza e ilusión que ha de repetirse una y mil veces. El brillo en los
ojos, la sonrisa, y la energía que desprende Cisco son apabullantes. Y salen
naturales porque son verdaderas, porque él mismo cree en su discurso, porque
nacen de muy adentro, de la cabeza y del corazón.
Cisco cree tanto
en sí mismo y en el futuro, que ha decidido vivir sin límites, con más fuerza
que nunca, justo ahora que la vida quiere ponerle una barrera. Se va a saltar
esa y cualquier otra que aparezca. Quizás si este accidente no le hubiera
ocurrido, no hubiera tenido tanta determinación para disfrutar de manera tan
intensa, para comerse el mundo. Pero la mente es mucho más potente que
cualquier otra cosa, y cuando el corazón la alimenta, aún más. Y aquí juega un
papel fundamental, además de la familia, los amigos y los terapeutas que le han
ayudado mucho, el deporte, su gran pasión.
El tenis en este
caso, se convierte en una tabla de salvación donde apoyarse, sobre la que construir
un día a día más pleno que nunca y darle mucho más sentido si cabe a una vida
llena de juventud y ganas de ser feliz. Qué manera de levantarse a por un
sueño, qué fuerza y qué ganas por llegar a los Juegos Paralímpicos de Tokio
2020.
Es extraordinario
ver cómo el deporte llena y da esperanza a tanta gente. Algo tendrá que lo hace
especial. Ejemplos como el de Cisco tenemos varios en el mundo del deporte
paralímpico (Teresa Perales y Xavi
Torres- nuestros indomables nadadores, Ibrahim Hamadtou-el egipcio que juega al
ping-pong con la boca, Behzad Zadaliasghari- el futbolista ciego iraní, Matt Stutzman-
el arquero estadounidense sin brazos…etc.). La lista es larga. Y lo es mucho más
cuando incluimos a todas esas personas anónimas en el mundo que tienen algún
problema similar y luchan por superarlo apoyados en la actividad deportiva.
El ser humano es
capaz de reinventarse una y otra vez, y el deportista aún más: estos ejemplos
de superación lo confirman. Cada uno de los deportes se inventó con unas u
otras herramientas y reglas, pero siempre dando por hecho que el deportista
disponía de sus facultades físicas al 100%. Pues no; se evoluciona y se
descubre que hay otras formas de jugar al tenis, al baloncesto y al fútbol, de
nadar, de correr o de esquiar. La agudeza y el ingenio humano vienen
alimentados por la emoción de ese deporte que te motiva, que te hace soñar y
vibrar y que no te deja estar parado. Quieres participar, quieres sentir que juegas
como uno más, a tu manera. Porque las limitaciones solamente las pones tú.
“La vida está fuera”,
dice Cisco, y tiene razón. Ahí está para amarla y saborearla. “Para ello hay
que aceptarse; yo acepto lo bueno y lo malo de la vida”, dice también, como
primer paso. Hay que aceptarse a uno mismo, desde muy adentro, y aceptar las situaciones de la vida como
vienen, aunque a veces no las entendamos. Solamente desde esa posición podremos
salir fuera, al mundo que espera ser vivido, guiados por nuestro corazón y
nuestra intuición, y volcados en nuestras pasiones, en ser mejores cada día. El
deporte puede ayudarnos mucho a ello, a descubrir quiénes somos y qué nos gusta,
qué nos emociona y quién nos ayuda, por qué vale la pena esforzarse y luchar en
esta vida.
Cisco podemos ser
todos. A todos nos puede ocurrir una desgracia algún día, o podemos estar
pasando por un mal momento actualmente. No esperemos a nada ni a nadie para
vivir sin límites, para perseguir nuestros sueños o para lograr lo que nos hace
felices. Vamos a por ello, salgamos a la calle a buscarlo, a sentirlo. Si hay
un porqué, siempre habrá un cómo. Mira al horizonte hacia tus sueños, cual
cebo que vas a cazar, y anda hacia ello, recordando que la felicidad no está en
el destino, sino en el camino. Gracias Cisco por tu maravilloso ejemplo.
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