En el mundo digital de hoy, de la tecnología punta y del impacto
global e inmediato por las redes sociales y los medios, el deporte de
alta competición debe evolucionar en su forma de ofrecer espectáculo. Y
una forma esencial de hacerlo es avanzar con paso firme en la
impartición de justicia sobre el juego, minimizando los errores humanos y
emocionales de los jueces de cada competición. No puede quedarse atrás
en esto, es de vital importancia para el futuro del deporte. Sin perder
el atractivo y el dinamismo de la competición, el arbitraje en todos los
deportes debe ir por delante, en lugar de como suele ir en estos
tiempos (más bien rezagado y con la soga al cuello).Este actor
fundamental no sólo del juego, sino pieza clave y sensible en el valor
añadido del espectáculo y del propio negocio deportivo, no acaba de
encontrar su sitio, se adapta tarde y ensombrece la competición de
manera dañina para todos.
Es absolutamente imprescindible que la industria del deporte apueste
de forma decidida por esto: invertir e introducir a gran escala la
tecnología punta, la innovación y desarrollo en medios y soluciones
avanzadas que soporten la toma de decisiones, ayudando a jueces y
árbitros a valorar mejor todas las acciones posibles, en especial las
más críticas. Buscando decisiones más objetivas, justas, precisas,
rápidas y efectivas en los momentos en los que los partidos y el juego
exigen una respuesta a la altura del evento, de los profesionales y de
la masa social de aficionados y especialistas que hay detrás de ello.
También al nivel que se merecen las marcas, medios y patrocinadores, que
apuestan y ponen mucho dinero detrás de los torneos para hacerlos
crecer con notoriedad. Y por supuesto, por el bien de las instituciones,
organismos, asociaciones, entidades, clubes y federaciones que son los
responsables de cuidar y fomentar sus propios torneos, de preservar la
credibilidad de sus competiciones y asegurar su calidad, de manera que
el entregable en forma de producto audiovisual de entretenimiento
deportivo, retorne el valor que merece en el mercado.
En los últimos tiempos hemos observado grandes conflictos por las
decisiones arbitrales tomadas en diferentes deportes y distintos
torneos. Y todos debidos a alguna o varias de las siguientes
deficiencias: falta efectiva de medios tecnológicos adecuados;
imprecisión, mal uso o infrautilización de los medios disponibles; no
aplicación correcta de la norma; disparidad de criterios y dudas;
subjetividad basada en factores de error humano, y la no asunción de
responsabilidades de los organizadores. El proceso cae en cascada y
provoca una sangría de malestar y críticas en todos los sectores y por
parte de todos los actores: del que gana, del que pierde, y de todos los
entornos impactados. Y entonces la sombra de la duda, la desconfianza,
planea en las aficiones y la opinión pública.
Es el momento de reclamar con fuerza mucha más tecnología, y de mayor
calidad, en el deporte. Inversión, I+D. Debe ser una realidad palpable
de verdad, no sólo palabras y proyectos a medio hacer. Y debe hacerse lo
antes posible. Que se implanten más chips, más sensores integrados en
todos los elementos posibles: en las líneas principales de los campos,
pistas y canchas, en la indumentaria completa de los jugadores, en los
aros, tableros, porterías, redes, en las pelotas y balones, en las
piscinas, en las bicicletas y raquetas. Ojo de halcón, tecnología de
gol, VAR reforzado, repetición instantánea, cámaras 360 con todos los
ángulos disponibles, realidad virtual, imágenes tridimensionales y zonas
de calor, trazabilidad automática a través de ordenador, detección de
contacto y ayuda de robots/inteligencia artificial para interpretación
de comportamientos, captación de gestos y palabras. Rearbitraje de
jugadas en tiempo real. Iluminación, sonidos, alarmas, vibración.
Tecnología de alto nivel, que ya está en el mercado, lista para ayudar a
la imperfecta apreciación humana, la subjetividad y el error que lleva a
la parcialidad en las decisiones. Se trata de mitigar la influencia de
emociones en los árbitros, potenciando la aplicabilidad de la justicia
evidenciada con medios.
Tecnología que debe traducirse en recursos (inversión) al mismo
tiempo que en una mejora de los procesos que imparten la justicia
deportiva ordinaria sobre la cancha, que es donde realmente tiene más
valor. Esto exige un reglamento claro, simplificado, sin dudas y
conocido por todos. Implica definir las situaciones de aplicabilidad,
escenarios y criterios uniformes, y unanimidad en su empleo, con
agilidad y sin titubeos. Tipificar claramente las razones que hay detrás
de cada decisión, que deben ser llevadas a la práctica con
clarividencia y personalidad por los árbitros. Para ello es clave
mejorar y potenciar la formación, divulgación y soporte/ayuda a través
del altavoz de los medios, las plataformas digitales, las instituciones y
publicaciones de todos los participantes a través de los canales
disponibles.
Asimismo, dentro de los estamentos arbitrales y sus comités, insistir
en consensuar criterios profesionales, fijar las bases, resolver dudas y
hacer frente común de manera transparente y ecuánime. Crear centros de
excelencia, compartir mejores prácticas y dar un paso más allá en la
credibilidad, limpieza y justicia del juego. Estamentos arbitrales que
hagan autocrítica verdadera para mejorar y ayuden a calmar los ánimos y
disminuir la crispación. En esta línea, debe haber un criterio de
evaluación interno de los propios jueces de manera mucho más
transparente y público, del todo objetivo. Que se traduzca en sanciones y
multas a los árbitros al igual que a los jugadores, ante errores graves
de aplicación y uso de su potestad. Y así eliminar toda sombra de
manipulación.
El juego limpio será verdadero cuando la justicia deportiva sea más
sólida, evitando con hechos el ruido mediático y demostrando que sí es
posible mejorar la competición desde el reglamento. Deporte y tecnología
a la altura de la nueva era digital, por favor. Competiciones que se
anticipen antes de que ser arrolladas por el “tsunami mediático” de la
crispación, las emociones y el desconcierto social de todos los
sectores. Tecnología y mejora de procesos para liderar el cambio de
modelo social y económico del deporte del siglo XXI, con un nuevo
paradigma de justicia deportiva basada en la digitalización y la
objetivación, que ampare un juego más justo, limpio y dinámico, con la
emoción y la pasión natural del ser humano combinada con la precisión y
la mejor capacidad posible de juzgar las acciones del juego.
Por la sostenibilidad del deporte y la credibilidad de sus competiciones, digitalización y arbitraje tecnológico YA.
Aquí hay un trozo de ti, de mí, y de millones de personas que aman el FÚTBOL, el DEPORTE y la VIDA. Las pasiones y sus emociones no se eligen, se entrenan para jugar con ellas. Así es el fútbol, así es el deporte, una manera entender la vida, de entrenar el corazón, y de jugar con el mundo. Este es un pequeño rincón para hablar de todo ello. Porque al final, tú, siempre Juegas Como Entrenas.
miércoles, 20 de febrero de 2019
Digitalizar el arbitraje deportivo: mejor justicia, mayor credibilidad y más juego limpio
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