El Real Madrid vive una época de plenitud, títulos y juventud. Celebra la perspectiva de presente y futuro sólido, construido sobre prometedores y experimentados jugadores, y sobre un nuevo estilo de juego, de entendimiento táctico del fútbol. Un fútbol de alta presión, toque rápido y constante, asociación y profundidad. Le ha costado años recuperar este estilo, esta identidad de buen fútbol y de cuidar la pelota. Parece que todo es frenesí y alegría. Sin embargo, en esta orquesta que lleva Zidane bastante armoniosamente, se escuchan cada vez con más intensidad los chirridos de una pieza que no encaja. Y que lleva dos años fuera del puzle, sin saber cómo enroscarla ni apurarla en condiciones de nuevo. Esa pieza es Gareth Bale.
Bale es un producto “marketiniano” muy poderoso, que supuso un tremendo impacto en el mercado de fichajes del emporio Florentino Pérez hace ya cuatro años. El expreso de Cardiff, que se asemeja mucho al Guadiana por su desaparecer frecuente, atravesó sus dos primeras temporadas con bastante acierto, sorprendiendo y aportando bastante al equipo, aunque nunca al nivel de una estrella mundial que se echa al equipo a sus espaldas. A pesar de premoniciones y demagogias, por mucho que costara cien millones de euros, ni es Cristiano ni es Messi, Maradona o Pelé; y probablemente nunca llegue a dicha categoría. Eso sí, este portento físico, veloz como nadie, más propio del atletismo o de una posición de quarterback, empezó su carrera jugando de lateral. Su arrolladora potencia le hizo adelantarse a jugar de carrilero largo, incluso de extremo, hasta readaptarse como punta o como delantero centro incluso estos años en el Madrid.
Desde hace un par de años, hay un “run- run” cada vez más fuerte con Bale. En el Bernabéu, en los medios, en la opinión, en el juego. Porque se hace cada vez más evidente. En este tiempo el Real Madrid ha evolucionado su juego hacia la posesión y el toque, hacia la presión, la asociación combinativa y la profundidad. Y Bale se va quedando fuera de ese esquema, de ese juego. Las lesiones no le han dado nada de continuidad, pero lejos de empañar la trayectoria del Madrid por ello, muchas voces opinan que su ausencia ha sido el factor fundamental del éxito del equipo que le ha llevado a ganar siete títulos en apenas año y medio. Y cada vez que vuelve, parece que la pieza Bale en el puzle Real Madrid está más deformada y chirría de manera más plausible, se le percibe más fuera que dentro, más desconectado del resto. Incluso el portero Keylor Navas participa más casi del juego de salida de balón y de toque que Bale. Al galés se le ve perdido, buscando en el campo un fútbol que ya no encuentra. Cuando está en el campo juega un equipo de diez más Bale en lugar de once jugadores.
Por supuesto, sería absurdo decir que Bale es mal jugador. Todo lo contrario, es un pedazo de atleta con unas condiciones impresionantes para rendir en este deporte, y lo demostró durante varios años. En el fútbol vertiginoso de espacios y contras, en las carreras de balones largos y regates de potencia, ahí es uno de los más dominadores en el fútbol actual.
Pero el Madrid ha evolucionado buscando un estilo más propio y vistoso, más gustoso de fútbol y de pelota, y Bale de momento no lo ha sabido entender. Ni él ni Zidane, y la papeleta la tiene el equipo técnico y el cluben estos momentos. Hay una decisión que tomar, pues el Madrid y Bale parecen la bella y la bestia. El Madrid construye, elabora suavemente, con delicado fútbol que gusta y enamora, con toque y pegada, con presión y magia técnica. Es lo que te da la combinación de futbolistas sublimes como Modric, Kroos, Isco o Asensio, con Cristiano, Benzema o Lucas Vázquez. Pero Bale se queda en fuera de juego en esta ecuación, es la bestia que no entiende la sutileza, el diamante en bruto que necesita pulirsepara compartir y participar en esta estrategia futbolística actual. Se le pide un paso hacia adelante si quiere sumarse a este carro.
La técnica y la calidad en el toque no se entrenan, se tiene o no se tiene. En ese sentido Bale está más limitado. Pero no por ello debe desaprovechar él ni el Madrid las posibilidades que tiene, y eso se debe hacer con cabeza, readaptando sus capacidades respecto al equipo y al juego que le rodea. Sobre todo porque no es la primera vez que Bale lo haría.
Gareth, esta bestia física encuadrado en una bella sinfonía de fútbol, necesita entender que en este punto de su carrera, recular en el campo es avanzar en su juego. Zidane es el primero que debería imaginar y plasmar esta solución, y trabajarla con él. Igual que empezó desde el lateral y se fue adaptando a posiciones más adelantadas en banda, hasta llegar al gol, ahora Bale está de nuevo en un punto de inflexión si quiere encajar de verdad en este Madrid: reconvertirse en un medio, interior izquierda que explote sus capacidades, que le dé al equipo trabajo en banda, desahogando a Marcelo, buscando velocidad, profundidad y desmarque por la izquierda, que es su banda y su pierna buena.
Bale es capaz de desbordar y sacarle dos metros al defensa en cinco zancadas, de poner balones medidos al área, de cruzar balones envenenados hacia la portería, de tener llegada por sorpresa, y de aportar goles de cabeza y en segundas jugadas. Todo eso, con táctica y disciplina de juego, es lo que puede hacer que Bale sí encajara en este Madrid. El equipo no va a cambiar su filosofía actual, que le está dando éxitos presentes y proyección futura. Por tanto la elección es del club, de Zidane, y del propio Bale. Gareth, ¿qué quieres para tu carrera? ¿Seguir en el Real Madrid, club en el que triunfar y poder convertirte en uno de los grandes jugadores de mediocampo, de verdad? ¿O ser un galgo inglés que ofreció varios destellos puntuales pero que se tuvo que volver a Inglaterra, a su fútbol más veloz, rudo y profundo, porque no supo adaptarse a un fútbol más puro?
Creo que Bale tiene cabeza y capacidad para darse cuenta de esto. Y Zidane y el club también. Pero es un trabajo que, si de verdad apuestan por él, debe comenzar ya, a desarrollar los automatismos y a rescatar los movimientos propios de un mediocampista de banda izquierda, para poder encajarlo en las rotaciones medulares del actual Real Madrid.
Para que Bale triunfe con el Madrid actual, se debe superar el concepto de la “BBC” como tridente atacante. Podrán jugar y brillar los tres cuando Bale sea uno más del medio, no un punta. Cuando participe de las mismas rotaciones que los demás centrocampistas con llegada y gol. Entendiendo que este jugador te da unasopciones distintas que otros futbolistas, pero que son tremendamente importantes y decisivas si las saben aprovechar bien: abrir defensas cerradas pegado a la cal, metiendo balones envenenados desde la banda, sorprender con disparos lejanos, revulsivo en segundas partes para contragolpear a defensas cansadas, quemar naves en juego aéreo dentro del área, etc.
Las opciones de Bale son enormes, pero su camino en el Madrid pasa por su reinvención y reciclaje. Un reajuste de posición hacia atrás, una generosidad de esfuerzo con el equipo aprovechando su físico, en la presión, en el desborde y desmarque. Si Zidane es capaz de acoplar este aspecto, Bale y el Madrid pueden recorrer juntos un trayecto exitoso en el devenir de los próximos años. De otra forma, Bale estará condenado al malestar de aficionados y prensa, al ruido molesto de la pieza que chirría y abocado a una venta al fútbol inglés. Sería una vuelta a casa por no dar un paso al frente y un paso atrás en su carrera por no entender el fútbol un escalón más arriba….
Ya lo dijo Darwin en su teoría de la evolución, y en el fútbol ocurre lo mismo: o te adaptas o sales. Es el futbolista el que se debe adaptar al equipo y no al revés.
O te reinventas, o GOODBalE, Gareth.
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