“Es más importante (y bonito) gestionar
personas que hacer la táctica”,
decía recientemente Zinedine Zidane, el entrenador de fútbol del Real Madrid. Y
bien cierto es, de hecho es lo más importante para el trabajo colectivo de un
grupo. Es evidente que Zidane disfruta con lo que hace,
gestionando personas y deportistas de élite a la vez. Ahora bien, también sabe
que la táctica es necesaria y hay que
desarrollarla, dedicarle tiempo para acabar integrándola como
parte del trabajo, amándola al fin y al cabo. Esto es lo primero que necesita
conocer un entrenador.
De la misma forma, uno mismo también es el entrenador que
necesita trabajar su “táctica” diariamente, en su vida. Cuán importante es
entender lo que haces, con quién y para qué, a qué dedicas tu tiempo y tu
energía para poder disfrutarlo realmente. Para ello es fundamental que
sepamos gestionar a las personas, incluidos nosotros mismos y nuestras
emociones. Cuando uno está bien gestionado (por sí mismo en
primer lugar, y por otras personas que nos influyan), tiene mejor ánimo,
predisposición para afrontar el día a día y superar los obstáculos, mayor
facilidad para aprender cosas nuevas, y sobre todo conseguir
amar lo que hace.
Sí, es cierto que puede sonar complicado y
contradictorio, pero es necesario saber amar lo que
haces primero,
aunque no sea lo que esperabas, no le encuentres sentido o pienses que estás
perdiendo el tiempo, que no te llena. Es condición necesaria y suficiente amar lo que haces hoy para el día de
mañana poder llegar allí donde buscas, allí donde poder hacer lo que realmente
te apasione.
Se trata de entender tu trabajo como lo hace un
entrenador: primero ama la táctica, para
después conseguir jugar como quieras. Antes de salir al campo
hay que haber entrenado en pretemporada.
Tan sencillo como divertirse en el terreno de juego, en
la oficina, en el despacho, la consulta o el transporte, donde sea. Divertirse
hoy para encontrar sentido. Desdramatizar, apartar el ego que
nos hace pelear contra todo, sonreír y trabajar con alegría, dejando salir el
talento. Cuando uno está relajado, fluye su potencial de manera natural y
fresca. Aprovecha y aplícalo en tu trabajo diario, cree en que es posible amar
tu táctica, sin perder de vista el horizonte de tu estrategia.
Y en ese camino, aprende, fórmate, pregunta,
practica. Equivócate y vuelve a intentarlo, quédate con las lecciones y haz las cosas de manera diferente
para conseguir otros resultados, mejores o en otra dirección, que te acerquen a
lo que amas. Aprende a disfrutar de lo que
haces hoy, míralo de otra manera, cambia
lo que no te guste. Conoce gente, habla más con tus compañeros,
tu jefe, tus clientes o proveedores: pásales el balón, desmárcate
y no te quedes en fuera de juego. Juega sin miedo, reivindica tu
sitio y tu valor, trabaja a gusto. Y si no lo estás no te quedes quieto, sigue
buscando, nadando, corriendo, pedaleando…
A veces no sabemos dónde nos va a llevar el camino que
tomamos, pero si sigue al instinto seguro que el puerto al que llegaremos
nos gustará de verdad, nos hará sentir bien.
El camino puede ser largo, durar toda una vida. Por eso es vital darle
sentido y conseguir amarlo, hoy y ahora, porque es tu camino y
el que te va a llevar al mañana en mejores condiciones, a lo que de
verdad quieres.
Conseguir estar a gusto con lo que haces hoy es sembrar
plenitud para el futuro, es hacerte la vida más amable, a ti y
a tu entorno. Es también quererse y respetarse a uno mismo, es hablarse
claramente y tomar decisiones. Escúchate, analiza tu táctica y encuentra la
forma de amar lo que haces, lo que tienes y
lo que eres. Sólo así llegarás a encontrarte a ti mismo en el
futuro haciendo lo que quieras, lo que tengas y lo
que seas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario