lunes, 1 de mayo de 2017

El niño del balón (II)- Para qué

En cualquier sitio, a cualquier hora, hiciera frío o calor, de día o de noche. Desde muy temprana edad, como niño del balón, iba construyendo mi pasión. No pensaba en nada más que en seguir mi instinto. La mente aun no hacía sin parar las típicas preguntas antes de actuar: ¿Por qué lo haces? ¿De qué te sirve? ¿Qué riesgos tiene? ¿Qué vas a sacar de esto? ¿Es el mejor momento? ¿Estás seguro?.... Simplemente hacía lo que me dictaba el corazón, que solo responde a la pregunta del “para qué”. Para divertirme, para ser feliz, para vivir. Y así lo hacían todos los que entienden al niño del balón.

Ahí salías tú, desde los imaginarios vestuarios al campo, con el público aplaudiendo. Sin darte cuenta, sentías que llevabas la equipación y las botas oficiales, y que aquel partido era lo más importante que existía en el mundo en ese instante.

Y tu compañero inseparable, se convertía en todo el equipo con el que jugabas, y también el rival con el que competías, que te ayudaba a crecer y a ser mejor. Yo he tenido la inmensa suerte de tener muchos compañeros del balón. El primero y más importante de todos es mi padre, con el que tantas veces he reído y he llorado, el que tanto me ha enseñado. Siempre ha sido mi ídolo y mi compañero de deportes, mi rival a batir, mi frustración de perder y mi motivación de ganar. Me enseñó las leyes del balón, la deportividad y la tolerancia, la aceptación del triunfo y la derrota.

Mi equipo del balón fue creciendo, y mi madre y mis hermanas también se unieron. Con ellas jugaba con la certeza del que se sabe más habilidoso y ganador, pero también con la del que se siente querido y ayudado. A pesar de que mi ego lo ponía difícil, siempre recibía consejos y cariño, aun cuando a veces no los merecía. Siempre de frente, siempre por mi bien. Cada balón que yo les enviaba con ánimo de ganar, ellas me lo devolvían con suavidad y amor.

Este niño del balón se fue convirtiendo en amigo del balón y de la vida, y con ello en amigo de su familia. Conoció de cerca y convivió con sus abuelos, primos, y tíos. Y jugó mucho, horas, días y años; soñó, vibró e imaginó con ellos, compartiendo su pasión y descubriendo quién era cada uno.

Con el balón también se convirtió en amigo de sus compañeros en todos los equipos de los que forma o ha formado parte en su vida (de fútbol, del colegio, de vacaciones,  de viajes, de universidad, de fiestas, de trabajo, de cañas, de padel…), y sobretodo amigo de sí mismo. Con el balón aprendió a quererse y a cuidarse, a entenderse y a ser justo, y a hacer lo propio con los que están cerca y siempre le han ayudado. Con el balón creció y comprendió muchas cosas, vivió alegrías y emociones, y con el balón sufrió y lloró las derrotas.

Gracias al balón tuvo el coraje y la fuerza de salir de los pozos que parecían sin fondo, y en una de esas conoció a la persona de su vida, a su media naranja, con todo el duende cálido y entrañable que ella arrastra detrás: su gente, su tierra, su alegría, sus sueños. Su mejor amiga y compañera de viaje le comparte con un balón, porque así lo hace toda su gente y su corazón.

El balón me enseñó desde niño a descubrir mi “para qué”, a seguir jugando y creciendo para encontrarme a mí mismo con la vida, con las personas que forman parte de ella. Para encontrarme con partidos que gano y con los que pierdo, para levantarme tras una falta o una lesión, y volver con más ganas a entrenar y jugar. Para marcar goles y alegrías con corazón y coraje, para fallar ocasiones inexplicables de las que aprender.

Para todo ello, el balón fue el origen, para todo ello, el balón es el destino. El balón es como un boomerang que te devuelve todo aquello que das, te obliga a ser mejor, te reta y te insta a aprender a vivir. Será por ello que años después sigo contagiado y enamorado del balón.

Gracias a la vida por poner un balón en mi camino, porque siguiéndolo encontré y encontraré todos los “para qué” de mi vida, y con ello mi destino. Lo dice un “niño del balón”.

2 comentarios:

  1. Que relato tan ameno y bien escrito. .. me encantaría que mis hijos pudieran un día decir lo mismo de su familia, amigos, pareja ..vida en general. . Sea un balón o un dron...¡¡Que importante es tener pasión por algo!!

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