jueves, 5 de septiembre de 2019

El nuevo ciclo del fútbol femenino arranca de Tacón





Este fin de semana arranca una nueva temporada del fútbol femenino en España. Es un nuevo ciclo, con una nueva dimensión. Hay muchas ganas de ver en acción esta competición tras los cambios ocasionados este pasado verano, y que están orientados a seguir construyendo un camino de plena igualdad a través de la consolidación de la competición femenina, su profesionalización, la potenciación del fútbol base y de las selecciones nacionales.


Las nuevas directrices del fútbol femenino están encuadradas dentro de un ambicioso plan estratégico a 6 años de la Real Federación Española de Fútbol, uno de cuyos principales objetivos es que para entonces el fútbol sea el deporte de primera elección entre las niñas de menos de 14 años. Los cambios en el deporte base ya se están empezando a producir para encaminarse a ello, pues los clubes que participan en la competición femenina están desde ahora obligados a disponer de al menos tres categorías de fútbol base (filiales o asimilados).

En este escenario, además de las actuales ayudas y programas de desarrollo (como “Universo Mujer” del Consejo Superior de Deportes), los elementos catalizadores esenciales para seguir avanzando en estos objetivos son el compromiso del patrocinio de Iberdrola, por un lado, y la apuesta por el incremento de impacto mediático a través de una mayor difusión en los medios (retransmisiones de directos, partidos, eventos, resúmenes y entrevistas, estadísticas, redes sociales, etc.). Los derechos televisivos seguirán siendo sin duda un elemento clave sobre el que continuar negociando entre todos los agentes del fútbol femenino para hacerlo crecer sin zancadillas.

Este año se ha producido una “refundición” de las competiciones, ya que la liga femenina pasa a estar bajo el auspicio de la RFEF como organizador de este evento, y su nuevo nombre es “Primera Iberdrola” (y “Reto Iberdrola” para la segunda división). El nuevo modelo incluye igualmente la Copa de la Reina, y también la Supercopa de España, competición que se jugará esta temporada por primera vez en la historia.

A nivel deportivo, habrá cambios tan tangibles como que será obligatorio que en primera división las jugadoras porten su nombre en la camiseta (algo que favorecerá su visibilidad y difusión entre el gran público, y permita un mejor conocimiento de los equipos y sus integrantes), y que habrá una cuarta árbitra asistiendo al equipo de colegiados desde la banda.

Pero lo que sin duda ha acaparado la atención mediática más importante estos meses es la absorción del C.D. Tacón por parte del Real Madrid, que por fin tendrá equipo femenino de fútbol en la máxima competición, y que dotará a ésta de un mayor empaque, visibilidad y medios para apostar a futuro por su desarrollo. De momento esta temporada el Tacón continuará manteniendo su nombre, aunque tendrá apoyo y soporte del Real Madrid a modo de colaboración transitoria, como por ejemplo entrenar y jugar sus partidos en la Ciudad Real Madrid de Valdebebas. No será hasta la temporada 20-21 cuando el Tacón pase a llamarse Real Madrid femenino.

Debe ser una fusión limpia y bidireccional, en la que ambas partes se retroalimenten osmóticamente. El Real Madrid debe catapultar con su grandeza, recursos, potencial y mentalidad al Tacón, en la misma medida en la que debe dejarse contagiar de éste buena parte de su humildad y su cercanía, así como su modelo de trabajo basado en el esfuerzo y en el sacrificio que han conseguido llevar a un equipo de barrio hasta la élite. Es necesario que se respete la cultura y los valores de un equipo hecho a base de ilusión y coraje, que permitan una transición suave y progresiva, alejada del sometimiento y de los egos del poder. Hay muchas ganas de ver a este nuevo equipo este año y el que viene, a este híbrido que esperamos complemente de la mejor manera posible al fútbol femenino de élite, pero ello sólo será posible si hermano mayor y pequeño concilian equitativamente sus virtudes y fortalezas, si son generosos el uno con el otro, si el mayor no abusa del pequeño, y de lo que éste último sea capaz de absorber y dar de sí para seguir soñando, crecer y aprender hasta una dimensión que nunca imaginó.



En definitiva, el panorama actual del fútbol femenino español nos muestra que hay grandes novedades y retos apasionantes por descubrir desde este mismo año. Queda mucho por hacer y trabajar en este camino, pues estamos inmersos en una época de grandes transformaciones y avances que deben reforzar la gran apuesta de España por nuestro fútbol femenino. Se continúan sentando bases sólidas, y se están definiendo nuevas estructuras, agentes y mejoras para buscar que, cuando el balón empiece a rodar, las jugadoras sobre el campo, el juego y su espectáculo sean lo más interesante y apasionante del ecosistema deportivo femenino de nuestro país.

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